Motores, CAFÉ y deseo

Entre talleres mecánicos y desarmadurías, los hombres de 10 de Julio necesitan un descanso de vez en cuando. La alternativa para esta necesidad se encuentra a pocos pasos de ellos donde pueden disfrutar de un café cortado o un express, en compañía de mujeres atractivas que además deleitan la vista de los clientes.

“10 de Julio, la diversión que existe
entre motores y repuestos”
Durante la semana, caminar por la calle 10 de Julio es toda una aventura. Todos circulan como locos, apresurados, alertas. Revelando que el tiempo ya no alcanza para nada.

Sin embargo, escondido en esta agitada jungla de repuestos y recauchajes, surge lo que para muchos de los estresados hombres que transitan por ahí, es un verdadero oasis. Irrumpe entre las antiguas casas de adobe del sector y los talleres mecánicos, un pequeño paraíso en medio del caos, que los hace sentirse calmados, relajados y en donde por algunos minutos se pueden ver libres de las tensiones del día



Al ingresar, un intenso olor a café y un fuerte color púrpura inundan los sentidos. Luces azulosas son la carta de bienvenida para recrear la vista y tomar un buen café cortado, express, capuchino o simplemente una grata compañía; son los conocidos y ya comunes en nuestro país “Café con Piernas”, que no han dejado de crecer, sobretodo en este barrio. A mano derecha una gran barra que solo deja apreciar el voluptuoso cuerpo y los rostros de atractivas y simpáticas señoritas que cordialmente saludan a los clientes.
Este pintoresco lugar, se alza orgulloso entre Fray Camilo Henríquez (antigua San Camilo) y Vicuña Mackenna, el café con piernas Río, que con un dintel en la entrada donde se lee “welcome”, abre las puertas no solo a ferreteros y mecánicos, sino que también a turistas y curiosos de todo el mundo.
Don Ramón García, un tipo macizo y con un bigote muy particular, disfruta de la bebida mientras observa con atención a Antonia, una de las chicas del local. Su cara está roja y pareciera que los ojos le fueran a salir de sus cuencas en cualquier momento. Cada vez que Antonia pasa a su lado su mirada se desvía de la taza y con picardía se dirige al cuerpo de la chica.

“Al principio era incómodo, las miradas y las palabras que podían decirte. Pero una se acostumbra. Al fin y al cabo es como cualquier trabajo. Pero hay que cuidarse de los patuos. Nunca faltan”. Explica Antonia, mientras cerca de 4 pares de ojos se posan sobre su cuerpo.


Café Río, se caracteriza por ser un lugar muy particular. Ser bastante tranquilo y distinguirse en el barrio por ser más recatado que el resto de su competencia. En la misma cuadra hay otros tres cafés más, y según los mismos clientes, acá las chicas se hacen respetar. Se mantienen siempre tras la barra y no existen los privados. Lugares donde las chicas hacen bailes eróticos que incluso pueden llegar a algo más que la atención del café.

Para los vecinos del sector los café con piernas ya se han trasformado en algo común. La señora Raquel, de baja estatura y pelo canoso, vive hace 10 años frente al Café Río junto a su esposo. “Los café esos no son nada comparados con la prostitución y drogadicción que se ven unas cuadras más arriba. Las niñas de los locales son respetuosas y eso es lo importante”, señala mientras agita la mano para saludar a un caballero que ingresa al Café Río.

Las chicas del café, aseguran no tener problemas con los vecinos. Ya que el dueño y sus trabajadores se encargan diariamente de mantener limpio el frontis del local y un volumen moderado de la música para no interrumpir la tranquilidad del sector.

Llegan más clientes al local. Esta vez un grupo de mecánicos recien salidos del trabajo. Duchados y con un fuerte olor a colonia son clientes frecuentes del café, saben el nombre de cada chica y saludan amigablemente. Comentan lo caluroso del día y las pocas ganas que tienen de volver a casa. No es difícil imaginar que entre ver TV y estar aquí, prefieran disfrutar de un cortado y conversar con las chicas.

Afuera el calor es sofocante, pero al interior del local la temperatura está agradable. Una de las chicas tiene la piel erizada y cada cierto tiempo se restriega los brazos con sus manos. No puede abrigarse. Tiene que estar seductora y con poca ropa para los clientes de la tarde.

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